Quema de Judas en San Miguel de Allende
El domingo 31 de marzo a las 12:00 del día se lleva a cabo la tradicional quema de Judas en el centro de la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato.
A las figuras hechas de papel mache se les monta pirotecnia para quemar los males que nos aquejan.
Esta tradición es parte de la herencia católica romana de México se desata cuando esta histórica ciudad colonial en la provincia central de Guanajuato conmemora la crucifixión de Cristo.
El Viernes Santo, después de un juicio simulado, imitadores de Cristo de la vida real arrastran cruces por la ciudad, seguidos por María Magdalena y los discípulos de luto y empujados por centuriones romanos.
El gran final es el despido de los Judas el domingo de Pascua, cuando enormes figuras de papel maché de políticos, hombres del saco y Judas Iscariote explotan en los jardines públicos de la ciudad.
La tradición mexicana de la quema de Judas tiene sus raíces en la época colonial, combinando elementos de la religión católica con prácticas prehispánicas y la influencia de otras culturas. La tradición se lleva a cabo el Sábado de Gloria, que es el sábado anterior al Domingo de Resurrección en la Semana Santa.
La práctica se originó como una representación simbólica del castigo hacia Judas Iscariote, quien según la tradición cristiana, traicionó a Jesús. En México, se elaboran figuras de papel maché o trapo rellenas de fuegos artificiales, representando a Judas, y a menudo se le caracteriza con rasgos grotescos o de personajes impopulares en la sociedad. Estas figuras son exhibidas en las calles o plazas públicas durante días previos al Sábado de Gloria.
El acto de quemar a Judas simboliza su condena y el rechazo del mal, así como la victoria del bien sobre el mal representada en la resurrección de Cristo en el Domingo de Pascua. Además, se cree que al quemar a Judas se purifican los males y se renueva la esperanza.
Aunque la tradición tiene un trasfondo religioso, también se han agregado elementos sociales y políticos a lo largo del tiempo. A menudo, las figuras de Judas representan a figuras políticas o sociales polémicas del momento, y la quema se convierte en una forma de expresar descontento o crítica hacia ellas.
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