Hablando de Calacas ¿Sabías qué…?

Las Claveras Garbanceras de José Guadalupe Posada están realmente inspiradas en la obra de Manuel Manilla.

Manuel Manilla: El Verdadero Inventor de las Calacas Alegres del Día de Muertos

El Día de Muertos es una de las celebraciones más emblemáticas de la cultura mexicana, y sin duda, uno de sus símbolos más reconocidos son las calaveras alegres, esas figuras esqueléticas que nos hablan de la vida y la muerte con una sonrisa. Aunque muchos atribuyen la popularización de las calacas al famoso grabador José Guadalupe Posada, el verdadero precursor de estas figuras fue Manuel Manilla, un grabador y artista que ha sido injustamente opacado por la historia.

El legado de Manuel Manilla

Manuel Manilla nació en la Ciudad de México en 1830 y desarrolló su carrera principalmente como grabador para la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo, el editor más destacado de la época. Vanegas Arroyo era conocido por sus publicaciones populares que incluían corridos, cuentos, aleluyas y los ahora icónicos grabados de calaveras. Fue precisamente en este contexto donde Manilla comenzó a experimentar con la creación de figuras de calaveras satíricas y humorísticas, representando no solo el folclore mexicano, sino también una crítica social y política.

Manilla fue el pionero en darle a las calaveras una dimensión más lúdica y desenfadada, alejándose de las representaciones tradicionales de la muerte. Sus calacas, representadas en actividades cotidianas o en poses humorísticas, reflejaban una visión particular y crítica de la sociedad de su tiempo. Su obra se caracteriza por una narrativa irónica que captura la idiosincrasia mexicana, repleta de humor y crítica social.

La sombra de José Guadalupe Posada

Sin embargo, fue la llegada de José Guadalupe Posada en 1889 a la imprenta de Vanegas Arroyo lo que marcó un punto de inflexión. Posada tomó como base el estilo de Manilla y lo perfeccionó, expandiendo y popularizando las calaveras en las publicaciones. Con el tiempo, Posada se convirtió en el grabador más prolífico y famoso de la editorial, lo que generó que su nombre se consolidara como el autor por excelencia de estas imágenes.

Mientras que Manilla esbozó las primeras calacas alegres, Posada llevó su concepto a otro nivel al incorporarlas en críticas sociales más elaboradas y adaptarlas al contexto revolucionario. El auge de Posada, junto con el paso del tiempo, hicieron que la obra de Manilla quedara relegada a un segundo plano, hasta prácticamente desaparecer de la memoria colectiva.

¿Por qué recordar a Manuel Manilla?

Es injusto reducir la tradición de las calacas alegres a una sola figura. La riqueza del arte popular mexicano se construyó sobre el trabajo de muchos artistas y grabadores anónimos, y Manuel Manilla fue una pieza clave en este engranaje cultural. Rescatar su nombre y obra no se trata de desmeritar el trabajo de Posada, sino de hacer justicia con la historia del arte popular. Ambos artistas compartieron una visión satírica y crítica de la sociedad, pero fue Manilla quien marcó el camino.

Hoy en día, cuando se celebran las tradiciones del Día de Muertos y se admiran las coloridas calaveras, es importante recordar a quienes contribuyeron a darles forma. Manuel Manilla, a pesar de no haber alcanzado la fama póstuma de Posada, fue el verdadero precursor de las calaveras festivas, un artista que supo representar la muerte con humor y picardía, recordándonos que la vida y la muerte están más cerca de lo que pensamos.

En conclusión, devolver el crédito a Manuel Manilla es revalorar una parte importante de nuestra historia cultural. Es recordar que las calaveras alegres nacieron de la mano de un artista que, sin saberlo, estaba creando un ícono que trascendería generaciones y fronteras. Por lo tanto, cada vez que celebremos el Día de Muertos, hagamos un espacio para el reconocimiento de este pionero del grabado mexicano.

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